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#27, ‘Moby’ Dick Butkus, el tackleador más temido de la historia

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Dick Butkus

Un símbolo de terror. Eso era Dick Butkus. Cuando el número 51 de los Bears de Chicago pisaba el campo, los rivales sabían que, de cruzarse en su camino, experimentarían un dolor contuso al sentir el crepitar de sus huesos, al impactarse contra la humanidad de aquel ‘Monstruo del Midway’ de 1.92 metros y 111 kilogramos.

El linebacker central de los Bears acuñó, por méritos propios, el apelativo del “más temido de la historia. En nueve temporadas en la NFL, el ‘Maestro de la Violencia’ fue elegido ocho años consecutivos al Pro Bowl.

Butkus, considerado el jugador más temido en la historia de la NFL.

Su carrera profesional, de 1965 a 1973, se acortó debido a diversas lesiones en las rodillas, pero incluso mientras cojeó en sus últimos tres años, no podían frenarlo. Simplemente era un oso equipado con un uniforme de los Bears. Pero su fuerza bruta no era lo único que intimidaba, también su agilidad y velocidad en la persecución de los corredores o en la cobertura del pase frente a los alas cerradas.

Dick, heredero del linaje de grandes linebackers de Chicago, como Bill George y Clyde ‘Bulldog’ Turner, logró 22 intercepciones y recuperó 27 balones sueltos, además de provocar muchos fumbles y lograr varias capturas de quarterback, antes de que fueran consideradas una estadística oficial.

Richard Marvin Butkus se retiró en 1973 e ingresó al Salón de la Fama en 1979.

Para tener una noción más clara de quién y cómo era Butkus sobre el emparrillado, no hay mejor forma de describirlo que la de NFL Films:

“Él era Moby Dick en un estanque para peces dorados. Su carrera de nueve años se define aparte, como el trabajo más constante de devastación que jamás se haya cometido en un campo de football, por cualquier humano, en cualquier lugar, en cualquier momento. Hablar de él es agotar el vocabulario de superlativos”.

El 16 de diciembre de 1973 fue la última vez que Butkus pisó el campo del Soldier Field como linebacker. Se llevó una derrota de 21-0 frente a los Packers de Green Bay. Y aunque nunca colocó un anillo de Super Bowl en sus dedos, su bravura y liderazgo le brindaron la gloria eterna de formar parte del Salón de la Fama de los inmortales.