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Dalvin Cook se despide de su padre, su primer ídolo.

El corredor de los Minnesota Vikings, Dalvin Cook, se perderá el último juego de la campaña, pues viajó a Miami a despedirse de su padre.

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Antes de Superman, Batman o Spiderman, papá se convierte el súper héroe que los niños quieren ser. Con una foto en sus redes sociales, el corredor de los Minnesota Vikings, Dalvin Cook, se despidió de su ídolo. A la edad de 46 años, James Cook partió de la tierra para ser una estrella, una luz que su hijo va a seguir para convertirse en el mejor.

Este domingo la estrella por tierra de los Vikingos no podrá encarar el último partido de la campaña, pues viajó a Miami, para darle el último adiós a su gran héroe.

“Main Man”, que podría traducirse a “mí ídolo”, “mí persona favorita”, escribió Cook en su post en Instagram, donde él y su padre sostienen una camiseta con el número 4, el número que uso en la universidad, un pequeño homenaje al hombre que lo hizo creer.

Durante la primera del 2017, en la sala de conferencias y una habitación adjunta en un hotel al norte de Miami, Dalvin junto a su familia y algunos amigos, miraban fijos la televisión, era el Draft de 2017. En medio de sus padres, ven pasar la primera ronda, y es hora de dormir.

El corredor de Florida State, se encontraba entre los prospectos más altos de aquel año, pero sus conductas en la infancia ponían en duda su capacidad por ser disciplinado. Tuvo que ver pasar a Leonard Fournette, quien se dirigió a los Jacksonville Jaguars y luego a Christian McCaffrey, con rumbo a los Carolina Panthers.

A la mañana siguiente, en el segundo día del Draft, Dalvin Cook tuvo que ir a un centro comercial a comprar ropa, pues no estaba preparado para ser seleccionado en la segunda ronda, pero como le había dicho su padre, “hoy es el día y tienes que estar listo”.

El jugador no había salido de hacer las compras necesarias cuando el teléfono sonó, del otro lado de la línea estaba Rick Spielman, gerente general de los Vikings. Hablaron durante 45 minutos, y en palabras del directivo, escuchó a un joven que estaba listo para cambiar, para dejar todo su pasado atrás y dedicar su vida al football.

Dalvin no avisó a sus padres de aquella llamada, según él para no ilusionarlos. Entonces, llegó el momento. En el pick 41, los Vikings se hacían de sus servicios. Orgullosos de él, sus progenitores lo abrazan a sabiendas que su hijo iba a hacer historia.

En una segunda imagen que publicó el jugador tras el fallecimiento de su papá, se les puede ver juntos en una camioneta, y como descripción de la imagen se ve un corazón purpura. “Dalvin ya no hace los corazones rojos, todos son morados. Claro, por los Vikings, que le cambiaron la vida”, aseguró Betty, su abuela.