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El origen de la mediocridad

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Muy querido y extrañado lector, imaginemos por un momento que, gracias a que usted hizo mucho dinero en otros negocios, lícitos o ilícitos, ahora es dueño de un restaurante, del tipo del que siempre ha querido (a poco no es increíble como todos en algún momento hemos querido tener uno, sobre todo cada vez que llega la cuenta y la revisamos con una desesperación de encontrar algo duplicado solo para terminar dejando el 12.5% de propina para sentir menos feo que con el 15%).

Su restaurante es sumamente fino y ha decidido vender la idea de que no existe mejor servicio que el suyo. Ahora, imagine que gracias a la inexplicable y estúpida inseguridad que a veces tenemos, ha decidido no contratar a un gerente tomando usted completa responsabilidad al respecto y expresándolo con el inigualable dicho “quien quiera tienda, que la atienda”.

Los primeros meses son un completo éxito, su pasión y dedicación, combinados con la buena locación, un excelente chef y un inmueble espectacular, hacen que haya lista de espera en las reservaciones. Los buenos comentarios parecen ser infinitos y solo encuentra reacciones positivas en las publicaciones de mayor difusión tipo Beteta. Continuamente se pasea por las mesas dando la mejor imagen posible y logra ser el restaurante mas reconocido.

Ahora, en su hermosa imaginación, regrese al origen de este sueño y recuerde que usted no hizo su patrimonio con este restaurante y que, como consecuencia, no puede descuidar sus demás actividades. Sus diferentes negocios siguen su desarrollo y también exigen de su tiempo y dedicación.

Conforme pasa el tiempo, el restaurante ya no es la novedad que era antes sus ojos, con un sentimiento efímero similar al que tenemos después de poco tiempo de comprar un coche, ya no siente la misma pasión que lo hacia estar en su restaurante 10 horas diarias y, cuando esta presente, no deja de recibir familiares y amigos en busca de descuentos mejor conocidos como “las de la casa”. Su paseo por las mesas ya es mas viejo que “un paseo por las nubes” de Kueanu Reeves.

Debido a la falta de tiempo, ha decidido delegar la compra de insumos a sus cocineros los cuales sabrán mucho de su preparación pero muy poco de sus precios. De vez en cuando revisa la limpieza del lugar y muy de vez en cuando el lugar ya cierra tarde pues no hay nadie presente que autorice el tiempo extra.

No es de sabios decirle que su sueño ahora se ha convertido en una pesadilla, que, como consecuencia de su poca atención, la gente empieza a preferir otras opciones y a hablar mal de su restaurante. Las ventas ya no superan los costos y, su única alternativa, debido a que siempre ha querido tener un restaurante, es inyectar más inversión y comprar la ilusión, al estilo noviazgo enfermizo, de “volver a empezar”.

Querido y extrañado lector, es de mi agrado presentarle a Jerral Wayne Jones, mejor conocido como Jerry Jones con su restaurante; Dallas Cowboys.

En la más impredecible liga del mundo, es increíble como año tras año existe una constante digna de ser mencionada; por alguna razón Jerry Jones nos hace creer que Dallas será relevante solo para encontrar, 8 semanas después, que sigue siendo el mismo equipo manejado mas por el capricho de un millonario que por expertos como lo hace el resto de la liga. Dato cultural, los Cowboys están 100-101 desde el 2000.

De los 32 equipos, solo los Browns, aparte de Dallas, tiene a su dueño como General Manager aunque si analizamos más a fondo, esta estructura es más por razones tradicionales que por responsabilidades reales, no por nada Mike Brown contrato a Mike Holmgren como presidente delegando todas las responsabilidades de las que estamos hablando.

Y entonces la pregunta es: ¿Hay 30 dueños tarados o que? ¡Pues no! Cuando analizamos la vida de un General Manager podemos entender porque están hechos así los equipos, esta es gente que pasa mínimo 11 meses estudiando jugadores, analizando prospectos, negociando contratos y estableciendo bases a futuro. Sus puestos están totalmente coordinados con el Head Coach quien se encarga de establecer las estrategias a seguir y, como consecuencia, el tipo de jugadores que se requieren; parece increíble pero son diferentes los jugadores que se deben tener si se decide jugar con una defensa 3-4 que con una 4-3.

Regresando a nuestro dueño ejemplar, dicho abuelezco aplica: “para muestra….un botón”. ¿Se acuerdan del trade que hizo Mr. Jones el draft pasado cuando subió 8 posiciones para conseguir a Morris Claiborne en la selección #6? Bueno, el problema hoy no es Claiborne, quien tiene gran potencial, el problema es que, a cambio, Jerry dio la primera y segunda selección quedándose con una selección clave menos que bien hubiera podido servir en ayudar a cualquiera de sus 356 posiciones sin talento o, si alguien cree que estoy mal, haga favor de contestar estas preguntas: ¿Quién le ayuda a DeMarcus Ware? ¿Por qué Antonio Ramiro Romo corre como “loro a trapazos” cada jugada de pase? ¿Quién es receptor #3? (Por favor omítanse a pensar en Ogletree quien, al igual que el Gangman Style, pasaran como uno de los One Hit Wonders mas grandes de la historia).

No es coincidencia que una vez mas estemos escuchando brillantes declaraciones de Jerry cada vez que hay adversidad, no son rumores el que Sean Payton sea un gran candidato o que Holmgren este interesado en remplazar a Jason Garrett, ¡NO!, es la misma historia de siempre, es la misma reacción que despidió a Tom Landry y después a Jimmy Johnson por Barry Switzer, es la misma manera de aferrarse a una ilusión de superioridad que lo puede todo y que mientras no se cambie seguiremos pensando que Romo, Garrett, Dez Bryant, Felix Jones, o alguna “vaquerita” tienen la culpa de la falta de éxito en Dallas cuando en realidad, la falta de un Gerente que atienda el restaurante, es el único origen de esta mediocridad.