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NFL

#13: James Harrison y su pick six, de costa a costa, en el SB XLIII

James Harrison, linebacker de Steelers de Pittsburgh, consiguió la jugada más larga en la historia del Super Bowl en la edición XLIII, cuando regresó una intercepción 100 yardas contra los Cardinals de Arizona.

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James Harrison, SB XLIII

Hay jugadas, pinceladas magistrales, que se quedan plasmadas, cual óleo, en el lienzo intangible de la memoria… y también en YouTube.

Desarrollar la jugada perfecta requiere planificación, entrenamiento y ejecución. Estas tres dimensiones son necesarias para concretar el objetivo, ya sea atacar o defenderse. Y, a decir verdad, en otras ocasiones solo se necesita un poco de suerte.

En ocasiones debes apoyarte con el casco para ejecutar una recepción de leyenda. Otras veces necesitas aferrarte al zapato y las agujetas del rival para derribarlo en la yarda uno antes de que llegue a la zona de anotación. O puedes ser un linebacker de 108 kilogramos y estar en el lugar erróneo en el momento adecuado para que un balón te caiga justo en las manos.

Intercepción de 100 yardas para touchdown de James Harrison en el Super Bowl XLIII.

Esto fue lo que le pasó a James Harrison en el Super Bowl XLIII. En los segundos finales de la primera mitad del partido, los Steelers de Pittsburgh vencían 10-7 a los Cardinals de Arizona. Los emplumados iban por el primero y gol desde la yarda dos de sus rivales.

Cuando el quarterback de los Cardinals, Kurt Warner, llamó la jugada, Harrison fintó blitz, que era su asignación, y luego se replegó. Warner lanzó una ráfaga en dirección del receptor Anquan Boldin que cayó justo en las manos de Harrison en la línea de gol.

El linebacker estelar de los Steelers interceptó el pase y corrió las 100 yardas de costa a costa para conseguir el touchdown que puso al frente a su escuadra 17-7, en lo que parecía una magnífica oportunidad para que los Cardinals se fueran al frente 14-10. Es hasta ahora la jugada más larga en la historia del Super Bowl.

A la postre, Arizona se fue al frente en la pizarra 23-20. Pero en los segundos finales del partido, llegó otra de esas pinceladas inolvidables: “la gran recepción de ballet de Santonio Holmes”. Y los Steelers ganaron el Super Bowl XLIII, el sexto en su ilustre historia.